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RECOMENDACIONES MICROBIOLÓGICAS

Pseudomonas aeruginosa

Pseudomonas puede desarrollar resistencias a numerosos antibióticos durante tratamientos prolongados, por lo que aislados inicialmente sensibles pueden hacerse resistentes en 4-5 días tras el  inicio de la terapia. Se recomienda solicitar cultivos frecuentes en pacientes con infecciones graves producidas por este microorganismo, para detectar precozmente la aparición de resistencias.

Staphylococcus aureus

Staphylococcus spp. puede desarrollar resistencia a quinolonas durante terapias prolongadas con estos antibióticos. Se recomienda realizar cultivos de control.

En aislados de Staphylococcus aureus resistentes a meticilina (SARM) con CMI a vancomicina de 1-2 mg/L deben buscarse tratamientos alternativos, como daptomicina (bacteriemias y endocarditis) o linezolid (neumonía, meningitis, endoftalmitis y cepas productoras de toxina de Panton-Valentine).

En estafilococos con fenotipo inducible MLSB la clindamicina podría utilizarse para terapias cortas en infecciones de piel y tejidos blandos.

ESTREPTOCOCOS

En estreptococos con fenotipo inducible MLSB la clindamicina podría utilizarse para terapias cortas en infecciones de piel y tejidos blandos.

LEVADURAS

Fluconazol es el único antifúngico que se elimina por orina

Candida krusei tiene resistencia intrínseca a fluconazol. Puede tratarse con voriconazol, equinocandinas y anfotericina B

Candida glabrata puede presentar sensibilidad disminuida a los azoles. Las cepas con alto nivel de resistencia a fluconazol son resistentes a voriconazol.

Candida parapsilosis muestra sensibilidad disminuida a las equinocandinas.

CONSIDERACIONES SOBRE LA CMI

  • La CMI es la menor concentración de antimicrobiano, expresada en mg/l, capaz de inhibir el crecimiento bacteriano de 100.000 UFC (bacterias viables), en un mililitro de medio de cultivo en condiciones estándar.
  • Su principal utilidad es categorizar los microorganismos según los llamados puntos de corte (S, I, R).

 

  • Para establecer estos puntos de corte se consideran numerosos factores (PK/PD del antibiótico, eficacia, lugar de actuación, CMI de cepas wild-type, etc).
  • El conocimiento de la CMI permite ajustar mejor las dosis y las vías de administración de algunos fármacos.

 

  • Los puntos de corte se basan en el nivel de antibiótico que se alcanza en sangre. Las concentraciones del fármaco en otros lugares pueden ser mayores o menores que en sangre.
  • La CMI es solamente una parte de la información útil en decidir si un antibiótico va a tratar adecuadamente una infección.

 

  • En un antibiograma, las CMIs más bajas no siempre indican mayor eficacia, ya que hay que considerar los puntos de corte para cada antibiótico. Además, hay que tener en cuenta el microorganismo, tipo de antibiótico, y la localización de la infección.
  • En caso de duda, o si necesita información adicional, consulte con el Laboratorio de Microbiología.

REDEFINICIÓN DE LAS CATEGORÍAS CLÍNICAS S, I, R (EUCAST 2019)

Las categorías clínicas clásicas Sensible (S), Intermedio (I) y Resistente ( R ) han sido sustituidas por las siguientes:

S-Sensible, régimen de dosificación estándar: un microorganismo se categoriza como Sensible, régimen de dosificación estándar, cuando hay una alta probabilidad de éxito terapéutico usando un régimen de dosificación estándar del agente.

I-Sensible, cuando se incrementa la exposición: un microorganismo se categoriza como Sensible, cuando se incrementa la exposición, cuando hay una alta probabilidad de éxito terapéutico porque la exposición al agente está incrementada por ajuste del régimen de dosificación (dosis altas, tiempo de infusión, intervalos entre dosis…) o por su concentración en el lugar de la infección.

R- Resistente: un microorganismo se categoriza como Resistente cuando hay una alta probabilidad de fracaso terapéutico incluso cuando hay un incremento de la exposición.

Por tanto, con esta definición modificada, la única diferencia entre “S” e “I” es la cantidad de fármaco que es necesario en el lugar de la infección para alcanzar una respuesta clínica adecuada. Por tanto, cuando en un antibiograma un antibiótico se informe como “I”, lo que se está indicando es que el microorganismo puede tratarse con ese fármaco (y por tanto es sensible al mismo) siempre que se empleen dosis altas o regímenes de dosificación que aseguren una elevada exposición al agente en el lugar de la infección.

 

Para asegurar la dosificación correcta de cada antibiótico en cada situación, EUCAST ha elaborado unas tablas donde se indican las dosis estándar (a emplear si la categoría clínica es S) y las dosis y regímenes de dosificación necesarias para asegurar una exposición elevada (a emplear si la categoría clínica es I), que están disponibles en la siguiente dirección:

https://bit.ly/2Xi2ctU